SINOPSIS

MISERERE sigue el recorrido de cinco hombres jóvenes que se prostituyen por poco dinero en la estación de trenes de Once y la plaza Miserere, una zona neurálgica en el centro de Buenos Aires. Estructurado en una crónica de un día de verano, el documental presenta a través de las voces en off las historias y reflexiones íntimas de los protagonistas, aprovechando su transitar para enseñar el universo complejo y pluricultural de Once, a la vez que desarrolla el recorrido cotidiano de los trabajadores sexuales callejeros.

MISERERE revela una realidad invisibilizada, la prostitución de hombres jóvenes de pocos recursos en las ciudades latinoamericanas.

 

FICHA TÉCNICA

    Febrero de 2019
    74 minutos
    1920 x 1080
    25 fps
    Color
    Sonido Stereo / 5.1
    Español con subtìtulos en inglés
    Equipo Técnico
    Dirección y Guión: Francisco Ríos Flores
    Producción: Lucia Rey y Karina Cintia Fuentes
    Dirección de fotografía: Juan Vollmer
    Montaje: Jimena García Molt
    Dirección de sonido: Nicolás Calderón
     
    Protagonistas:
    Rodrigo Balsano
    Fabián Maldonado
    Rubén Elías Lavín
    Mariano Toledo
    Carlos García
    Matías Riccardi

Francisco Ríos Flores

Nació en Argentina en 1981. Trabajó en producción de comerciales, documentales, videoclips y animación. Tiene experiencia en docencia y en cine social y comunitario. Sus cortometrajes fueron proyectados en Argentina, Brasil, Bolivia, Chile, Ecuador, España, Venezuela, Mexico, Uruguay, Islandia. Director y guionista de “Durazno”, seleccionado en más de veinte festivales y de Miserere largometraje documental, finalista de Tribeca Latin America Fund 2017 y Competencia oficial de los 31es Rencontres de Toulouse, en Francia.

Lucia Rey

Lucia Rey es productora audiovisual. Produjo mós de 20 series culturales y educativas para canales de Argentina y Latinoamerica como "Cuentos de todos los colores" primer serie infantil a partir de literatura LGBTTI para la infancia. Este año estrenó en el festival de cine Internacional de Toulouse el documental Miserere. Se encuentra desarrollando dos proyectos documentales seleccionados por el instituto de Cine de Argentina.

Karina Cintia Fuentes

Se formó como socióloga en Universidad de Buenos Aires.  Actualmente se desempeña como productora en Moco Estudio de animación.  Realizó la Producción ejecutiva de “Durazno” Historias Breves X de Francisco Rios Flores (2015),  "Flotar" de Ana Martin (2018) y “Miserere” de Francisco Rios Flores (2019). Participó en mercados y laboratorios entre los que se destacan APALabs 2018, Ventana Sur 2018 Y Chilemonos 2019.

CÓMO SE REALIZÓ

La idea de MISERERE nació en el año 2011 a partir de un encuentro fortuito del director con un trabajador sexual en la estación de trenes de Once en el centro de la Ciudad de Buenos Aires. El director, por entonces vecino del barrio, desconocía esta realidad que a pesar de ser visible, es ignorada por la mayoría de las miles de personas que atraviesan la estación a diario.

La tarea de investigación de MISERERE llevó alrededor de cuatro años, durante los que se realizó un trabajo exhaustivo en tres líneas: una investigación de contenidos y estado del arte acerca de la cuestión de los trabajadores sexuales hombres, un trabajo de campo de observación participante y decenas de entrevistas cualitativas realizadas a los taxiboys, grabadas sólo en audio. En paralelo al proceso de investigación, el director fue desarrollando el guión, en base a lo que iba conociendo del espacio y los protagonistas.

El proceso de investigación nos permitió comprender que la prostitución masculina callejera es no sólo una situación invisibilizada sino además una realidad trágica, ya que los muchachos están expuestos cotidianamente a situaciones de violencia, abusos de las fuerzas de seguridad, exposición constante a enfermedades de transmisión sexual, abuso de consumo de sustancias adictivas y con el riesgo de una muerte temprana.

Durante el proceso de investigación uno de nuestros máximos referentes en torno a la cuestión fue Nestor Perlongher, un poeta, sociólogo y militante de la diversidad sexual argentino, cuyo libro La prostitución masculina, escrito en Brasil en la década del setenta tiene increíbles paralelismos con la realidad del trabajo sexual masculino en la zona de Once. Nuestra referencia cinematográfica principal fue “Moi, un noir” de Jean Rouch, tanto con respecto a la estructura como al tratamiento de la voz off, pero sobre todo con respecto al acercamiento a los protagonistas.

En el año 2015 conseguimos un subsidio del Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales de Argentina (INCAA), que a pesar de ser magro, nos permitió realizar la película. Desde ese momento iniciamos la pre-producción mientras continuamos haciendo entrevistas a los trabajadores sexuales de Once buscando a aquellos que contaran algo destacado sobre esta realidad y que estuvieran de acuerdo en ser parte de la película, ya que la mayoría desarrolla su actividad en clandestinidad y no desean que su entorno lo sepa.

El rodaje de MISERERE se dio en dos etapas. Una en el verano del 2016 y la segunda en el verano de 2017. Debido a nuestros limitados recursos económicos, el montaje y la postproducción de sonido llevaron dos años. A inicios de 2019 finalizamos la postproducción y estrenamos en la Competencia Documental del Festival de Cine Latino de Toulouse, en Francia, en el mes de marzo.

La estrategia de distribución de MISERERE contempla tres líneas. Por un lado festivales de cine, haciendo especial hincapié en festivales de diversidad sexual y festivales de cine social y derechos humanos. Por otro lado, estreno en salas comerciales. La tercera línea es proyección en y con organizaciones sociales o de diversidad sexual de la Ciudad de Buenos Aires, que generen sensibilización con respecto a esta problemática y promuevan acciones concretas hacia la población de trabajadores sexuales hombres que desarrollan su actividad en las calles de la ciudad en una situación de alta vulnerabilidad.

Durante el proceso de investigación y realización de la película, el director generó vínculos afectivos con las y los trabajadores sexuales de Once que exceden la realización de MISERERE y se mantienen hasta el día de hoy. De ahí su compromiso con esta realidad y con procurar que MISERERE vaya más allá de la exhibición en salas de cine.

Acerca del trabajo sexual masculino

En el imaginario social el trabajo sexual está asociado principalmente a mujeres cisgénero y mujeres trans, que son quienes tienen mayor visibilidad. En Latinoamérica son ellas quienes forman colectivos organizados y en lucha por sus derechos y condiciones de trabajo desde hace tiempo. En Argentina el trabajo sexual masculino está invisibilizado y estigmatizado, eso genera que la mayor parte de quienes lo realizan estén en situación de gran vulnerabilidad.

La prostitución masculina puede realizarse en diversos espacios y de diferentes maneras. Los trabajadores sexuales pueden contactar a sus clientes en discotecas, en páginas web, en aplicaciones de contacto, en la calle, etc. En Argentina se usa el término taxiboy para referirse a los hombres trabajadores sexuales. Este término no presupone la orientación sexual de los muchachos ni el género de sus clientes.

En el caso de los taxiboys callejeros, cuya realidad aborda MISERERE, las plazas y estaciones centrales de trenes de las grandes ciudades, con su lógica de paso de cientos de miles de personas por día, propician el ofrecimiento del servicio sexual de los muchachos. Estos espacios conservan la antigua dinámica de las “teteras”, el histórico modo de levante en baños públicos, consolidando un espacio de circulación deseante y también de socialización homosexual.

La mayor parte de los clientes de los taxiboys callejeros son hombres solos aunque en algunas ocasiones se trata de hombres que contratan sus servicios para que estén con ellos y su parejas mujeres.

La prostitución masculina tiene puntos en común con la prostitución de mujeres cisgénero y trans, pero tiene además muchas diferencias. Por ejemplo, si bien comparte la cuestión del estigma social sobre la propia actividad, en el caso de los taxiboys callejeros se trata de un doble estigma ya que la mayor parte de los muchachos que realizan esta actividad no son o no se consideran homosexuales y tener sexo con hombres es una marca que atenta contra su propia construcción de la masculinidad. El servicio sexual de los muchachos en la calle, es mayormente de “prostitución viril”, los muchachos exhiben una exacerbada masculinidad, que resulta atractiva especialmente a sus clientes hombres gay.

Es usual que los muchachos se encuentren en situación de calle por diversos motivos y encuentran en el trabajo sexual, ya sea regular o esporádico, una manera de obtener dinero. Los valores del servicio de los taxiboys callejeros varían mucho, sin embargo son mucho menores al de los taxiboys que ofrecen sus servicios en webs o en boliches. En ocasiones, los potenciales clientes ofrecen drogas como pago por el servicio sexual, valiéndose de que gran parte de los muchachos tienen consumo problemático de sustancias adictivas. También es usual que los clientes soliciten a los taxiboys un servicio sexual sin protección con preservativo a cambio de una mejor remuneración. Esto y otras prácticas sexuales de riesgo, expone constantemente a los trabajadores sexuales a enfermedades de transmisión sexual.

Es usual que los taxiboys callejeros realicen su actividad esporádicamente, por períodos de tiempo breve o en lapsos interrumpidos de tiempo. En ocasiones el trabajo sexual se complementa con otras actividades laborales callejeras, como venta ambulante, limpieza o cuidado de coches, artes callejeras, etc. Si bien los taxiboys realizan su actividad de manera autónoma, sin intermediarios, esta independencia no los exime de estar expuestos constantemente a situaciones de extrema violencia, ya sea entre pares, con clientes, con la policía o con otras personas que se cruzan en el espacio público.

Si bien no hay legislación en Argentina que penalice el trabajo sexual autónomo, en la mayoría de las provincias hay reglamentaciones, mayormente códigos contravencionales locales, que habilitan a las fuerzas de seguridad a ejercer control y penalización hacia las personas que ejercen el trabajo sexual. En particular, el acoso y persecución policial hacia los hombres trabajadores sexuales callejeros se da principalmente por cuestiones de origen social, de apariencia, de color de piel, ya que se los criminaliza especialmente por su aspecto y no tanto por su actividad.

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